La innovación no siempre es estratégica, pero la elaboración de estrategias sin dudas debe ser innovadora. Por definición, la estrategia consiste en la asignación de recursos de hoy para asegurar un futuro mejor. Es importante, sin embargo, entender los matices y las complejidades de la innovación en lo que respecta a la estrategia. Aquí algunas de las más importantes:
No todas las industrias tienen el mismo dinamismo. Algunas industrias tienen un ritmo más acelerado que otras. La sector de smartphones ha pasado por varios cambios drásticos en tan sólo unos años, mientras que los cambios tecnológicos de la industria del acero se llevaron a cabo en un período de cien años. Las “mejores prácticas” gerenciales de una industria de ritmo rápido no necesariamente se aplican a todos los sectores o en todas partes.
No todas las innovaciones son iguales. Las mismas pueden ser incrementales o radicales. La innovación incremental es aquella que alimenta de forma continua y progresiva el proceso de cambio. Un ejemplo
podría ser el de los detergentes, que quizás sigan teniendo la misma capacidad de limpieza, pero se realizan mejoras para un menor impacto sobre el medio ambiente. La innovación radical o disruptiva corresponde a cambios en el paradigma debido a la introducción de nuevas prestaciones y que conllevan la aparición de mercados totalmente nuevos, por ejemplo la creación de la computadora, que revolucionó el mundo tecnológico, llegando a enriquecer y a facilitar el trabajo a su máxima expresión.
La ejecución es esencial para la estrategia innovadora. Si una empresa no gana dinero con una idea, no hay innovación. El verdadero desafío radica en ese viaje largo, y a veces frustrante, hacia convertir una idea en un negocio rentable. Por otra parte, no siempre se trata de dar con nuevos productos y servicios. Tendemos a pensar en una nueva oferta de productos y cuando nos imaginamos a la "innovación estratégica", pero este pensamiento es demasiado limitado.
Por último, la innovación (por lo tanto la estrategia) no es sólo el trabajo del CEO. Hay dos problemas importantes si el líder de la empresa es el único preocupado por la estrategia. En primer lugar, la estrategia consiste en adaptarse al cambio, y la gente en la parte inferior de la organización están más cerca de los clientes y el entorno competitivo que el CEO. En segundo lugar, la empresa tiene que olvidar selectivamente el pasado, ya que inventa el futuro. El CEO tendrá más dificultad en el olvido, sobre todo si el CEO fue responsable de crear el status quo.
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